10 de octubre de 2013

Embarazo y marcha atrás: ¿cuáles son los riesgos?


A la hora de disfrutar del sexo de forma más relajada y segura, nada mejor que recurrir a algún método anticonceptivo. Afortunadamente, en la actualidad disponemos de una amplia gama de opciones que se adaptan a nuestras necesidades y gustos. Las posibilidades son tan variadas que incluso a veces nos cuesta decidirnos a la hora de optar por una u otra. El criterio de nuestr@ ginecólog@ es esencial, asegurándonos así de que la elección es la más adecuada. Ya sea la píldora, la minipíldora, el parche o el anillo vaginal, el placer está asegurado sin correr riesgos innecesarios. No hay que olvidar otras posibilidades como el DIU (dispositivo intrauterino), que ofrece protección a largo plazo. Muchas mujeres siguen recurriendo, sin embargo, a una técnica muy utilizada en el pasado y cuyos resultados son más que cuestionables. Hablamos de la marcha atrás. ¿Tú la practicas?

¿Por qué recurrimos a la marcha atrás?
En la lista de métodos anticonceptivos se ha incluido tradicionalmente el coitus interruptus, aunque son muchos los especialistas que cuestionan dicha clasificación. Y es que el porcentaje de eficacia que ofrece la marcha atrás en la prevención del embarazo no es lo suficientemente elevado como para considerarlo al mismo nivel que el preservativo, por ejemplo, o la píldora anticonceptiva. De todas formas, son muchas las parejas que optan por él. Los motivos son muy diversos, aunque en muchos casos se reducen a una mala comprensión de la profilaxis sexual. Si hace tan solo medio siglo nuestros padres y abuelos no contaban en general con medidas de protección adecuadas tanto para evitar embarazos no deseados como para no contraer enfermedades de transmisión sexual, los avances registrados desde entonces deberían haber relegado al coitus interruptus al cajón del olvido. Curiosamente, el debate establecido en torno a la sensibilidad proporcionada por los preservativos en el sexo ha favorecido el repunte de la marcha atrás. Frente al uso del los mismos, muchos optan por el coito al natural. Eso sí, no hay que olvidar los riesgos que ello conlleva.

Definiendo la marcha atrás y sus riesgos
Tal y como su propio nombre indica, esta práctica sexual empleada también como método anticonceptivo consiste en la retirada del pene de la vagina antes de que se produzca la eyaculación. La penetración se realiza sin ningún tipo de protección y el hombre ha de controlar el momento de máxima excitación para saber cuándo ha de detenerse. El objetivo es evitar que el semen derramado al llegar al clímax entre en la vagina, pudiendo así producirse la fecundación. Puede que muchos hombres se crean capaces de manejar dicha situación, estando preparados para detenerse y eyacular luego, pero no siempre es tan sencillo. La intensidad de la estimulación puede provocar que el control se pierda y que se produzcan imprevistos… indeseados. Pero eso no es todo. Tendemos a olvidar que antes de la eyaculación como tal, se libera el llamado líquido pre-seminal. Esta secreción previa se libera desde las glándulas de Cowper, no desde los testículos. A pesar de ello, existe la posibilidad de que en ella se encuentren trazas de semen, con pequeñas cantidades de espermatozoides. Ahí reside el principal riesgo de la marcha atrás. Por eso es mejor optar por un método anticonceptivo alternativo. Si prefieres el sexo al natural, no te olvides de tomar la píldora. Y si no, el preservativo es siempre un gran aliado para disfrutar de las relaciones íntimas sin preocupaciones. 

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